Por Alfonso Aguilar
El empresario y candidato presidencial Donald Trump aprovechó el primer debate republicano para volver a decir que México está enviando a Estados Unidos lo peor que tiene; entiéndase, violadores y criminales, como ya ha dicho varias veces.
Pero si bien estas “Trumpadas” son ofensivas y están totalmente fuera de lugar, también lo están las alegaciones de Hillary Clinton y otros demócratas en el sentido de que los demás candidatos republicanos piensan igual que Trump. Clinton y sus colegas demócratas demuestran una gran deshonestidad intelectual pues saben muy bien que lo que dicen es completamente falso.
Un sinnúmero de los dieciséis candidatos republicanos ha denunciado a Trump por sus comentarios sobre los inmigrantes, entre ellos Bush, Rubio, Fiorina, Graham, Perry, Pataki y Christie. El ex-gobernador de Florida Jeb Bush, cuya esposa es mexicana, catalogó como una ofensa personal los comentarios de Trump. Por su parte, el ex-gobernador de Texas Rick Perry dijo que Trump “equivocadamente estaba demonizando a los méxico-americanos por deporte político”.
Por otra parte, varios de los candidatos han expresado apoyo a una reforma migratoria que incluya una legalización. El senador Graham de Carolina del Sur fue parte de la pandilla de ocho que elaboró el proyecto de reforma del Senado y ha continuando insistiendo en la necesidad de aprobar una reforma integral. El senador Marco Rubio, aunque se ha distanciado del proyecto del Senado que el también auspició, ha reiterado su apoyo a sacar a los indocumentados de la sombras.
¿Y quién seriamente puede decir que Jeb Bush tiene una postura sobre inmigración similar a la de Trump? Bush consistentemente ha propuesto una reforma migratoria; incluso escribió un libro sobre ello. En estos días, además, anuncio un plan de inmigración que establece que hay que garantizar la seguridad fronteriza y fortalecer el las medidas para hacer cumplir la ley a nivel nacional, pero aclara que a la vez se le debe dar un paso a un status legal a los indocumentados. En el debate fue aún más allá, describiendo la inmigración no como un mero problema, pero como un importante propulsor de crecimiento económico.
El esfuerzo de Clinton y los demócratas de tratar de vincular a los candidatos republicanos a la retórica de odio de Trump es una burda movida política para conseguir el favor del electorado hispano. En este sentido, nos tratan a los latinos de una manera condescendiente pues asumen que somos ignorantes y que fácilmente nos comeremos su absurda mentira.
Hillary obviamente está preocupada en enfrentar un buen candidato republicano como Jeb Bush o Marco Rubio que pueda ser muy competitivo con los votantes latinos. Y a eso y nada más a eso responde su desesperada campaña de engaños.